ES LA HORA DEL TÉ, SEBASTIÁN
La brisa de la mañana nos despierta con la alegría de los primeros rayos de sol. Los que gobiernan nos avisan, con su habitual sentido común, que es pronto para comenzar la fiesta de los salarios, que es pronto para lanzar caramelos, que el chollo de la pobreza debe acabar. Si quieres peces, aprende a pescar.
La brisa de la mañana nos despierta con la alegría de los primeros rayos de sol. Los que gobiernan nos avisan, con su habitual sentido común, que es pronto para comenzar la fiesta de los salarios, que es pronto para lanzar caramelos, que el chollo de la pobreza debe acabar. Si quieres peces, aprende a pescar.
Quien
quiera la sopa boba debe acreditar su condición de bobo mediante un certificado
de los Servicios Sociales. ¡Al fin alguien se atreve a poner coto a tanto
despilfarro de recursos públicos! Hay que cerrar el grifo, ¿qué es eso de ‘café
para todos’? ¿Qué es eso de ‘cheques bebés’ para todos o ‘renta básica’ para
todos? ¡Es la hora del té, Sebastián!
Los
ricos honrados y honestos no pueden permitirlo, su alto sentido de la justicia
y la equidad les hace caer en la más absoluta indignación. Las marchas de ricos
indignados deben recorrer ya las calles del país entero. Víctimas del
socialismo, entregados a sufrir las utopías universalistas de los derechos. Hay
que parar la avalancha del socialismo, llámese como se llame, chavista,
castrista, comunista, etc.
La
pobreza es un chollo que supone un riesgo moral para la multitud de ricos
honrados y honestos que crean puestos de trabajo con sus deducciones fiscales.
Las gallinas que entran por las que salen. Las bolsas de alimentos gratis ¡no
son gratis!, hunden el precio que reciben los agricultores. ¡Ahí radica el
problema de la cadena de distribución alimentaria! ¡En los gorrones que se
aprovechan de las ayudas sociales! Millones y millones de euros tirados por el
desagüe… Litros y litros de leche derramados por las filas de desalmados,
desahuciados y demás desquiciados pidiendo dignidad en nombre de no sé qué
derechos universales que nadie sabe de dónde van a salir los dineros para pagarlos.
Es
la hora del té para quienes han contribuido al crecimiento del país. La ética
de los negocios es la más alta ética que ninguna sociedad pudiera desear. A
cada uno lo suyo, según su esfuerzo. ¡Basta de llorar!, ¡hazte un hombre!, ¡se
un emprendedor! Pregúntate por lo esencial: ¿En qué limitó la pobreza a Messi?
En nada. ¿En qué limitó la minusvalía a Stephen Hawking? En nada. ¿En qué
limitó su raza a Obama? En nada. ¿En qué limitó ser mujer a Angela Merkel? En
nada.
Deja
de llorar, deja de gorronear. Si quieres peces, aprende a pescar. Es hora de un
manifiesto por la decencia pública, liderado por los directivos e inversores de
mayor renombre, los que contribuyen a reducir la prima de riesgo, los que
atraen inversión extranjera, los que compran la deuda pública.
Su
clarividencia es terapéutica, la mejor política social es la protección y
rescate de la banca, donde todos depositamos nuestros ingresos. Hay que hablar
claro, al pan, pan y al vino, vino. Los derechos universales son una sentencia
a la pobreza universal. ¿Qué es mejor: todos pobres a la fuerza o que algunos
libremente puedan ser ricos? Ser rico o pobre es una elección personal, nadie
está obligado a ser rico, pero, por favor, que los pobres no nos quieran
imponer a todos su miseria.
Si
quieres peces, aprende a pescar... Ahora las cañas están a buen precio, y se
pueden pagar en cómodos plazos a un interés preferente. ¿Te gusta pescar o que te pesquen?
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