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lunes, 25 de agosto de 2014

MI FE EN EL UNICORNIO

De la ‘Biblia del Unicornio’: ‘Rebelaciones’.
Libro del Profeta Rebelde Alfa-Centauro.

La tarde ardiente mientras mecía mi sopor en la hamaca. El cielo rompió a llover. Truenos, relámpagos sobre la península yucateca. Una visión terrorífica sobre el origen del universo se me rebeló, por más que quise contenerla, no pude silenciarla. Me lanzó contra la pared como a una nube sobre la balacera de agua y tormenta. Escribe, escribe, escribe… Me hostigaba dulcemente sin cesar. Ahorita, apúrate…

El Cuerno Sagrado del Unicornio Creador de la Vida hecho mil pedazos, cruzando el espacio interestelar, cayendo como meteoritos sobre La Tierra. Pero su eternidad no fue aniquilada, pese a que la maldad suprema, la Envidia, así lo intentó al quebrar su tozudez contra el Cuerno Único, el Cuerno Primordial.

Años de evolución devolvieron el poder al Unicornio, su Vida jamás se apagó. A las piedras dio su hálito de amor eterno y de las aguas tempestuosas surgió la conquista de la tierra. Para regresar volando al Paraíso como Pegaso.

Muchos dioses anegaron la mente de los humanos. Pero sólo eran advocaciones imperfectas e incomprensibles del Gran Unicornio Creador del Universo. Hoy se nos da a conocer en toda su grandeza, aunque no anhela honores ni boatos.

A su imagen y semejanza creó la vida y la muerte. Las plantas, los animales y los seres humanos. Las piedras y toda la materia inorgánica, la materia oscura y los agujeros de gusano. Y la relatividad del tiempo y del espacio.

La criatura a quién más amó fue a la especie humana, a la raza de centauros, por eso se nos manifestó como equino. Cabalgando a lomos del Gran Unicornio se originó la estirpe inmaculada y virginal de los homínidos. Alineando su miembro viril con su cuerno sagrado se nos representa la Lanza de la Omnipotencia. Los profetas rebeldes, los elegidos, ensartados por la Lanza, hacen brotar como manantial desbocado las enseñanzas de paz y amor del Gran Unicornio. Abrazando en un estrecho abrazo de íntima estrechez a los crédulos que le creyeron tan malvado como a las deidades monoteístas que poblaron la tierra con su azote de infieles. Amando más a quienes le negaron por las atrocidades de los crédulos.

Rebelaos, desobedeced, negad mi existencia y en ese preciso instante de rebeldía y osadía portentosa os ensartaré y fecundaré con mi Lanza de amor impenetrable. Arrojad vuestras armas de autoaniquilación. No portéis más tan pesada carga, dejadla sobre mis cuartos traseros, dejadme que me toreé. Pues tengo la belleza del caballo, la fuerza del toro y la elegancia del águila. Mi espíritu sagrado es Pegaso, a él os encomiendo en vuestras noches de oscuridad, de ira y tormento.

Las próximas rebelaciones serán las que arraiguen en el corazón del próximo profeta, beta-centauro. Los profetas no son humanos, no son personas concretas o elegidas (tamaño error de los crédulos de las viejas religiones), son imágenes de Pegaso acorde con los tiempos de la desobediencia y rebeldía del amor que inspiran a muchos hombres y mujeres.

Muchos cornólogos harán hermenéutica de mis palabras, más no soy dios de palabras sino de hechos, hechos consumados. No escuchéis a esos charlatanes que os hablan de lo que yo dije, digo o diré. Soy un dios creador animal, no humano, precisamente para no hablar, para que mis actos hablen por mí. Poned mis patas al trote, al galope, rampante. Mi relinchar es para rasgar el velo de vuestra felicidad, poner mi semilla de fuerza y coraje, nobleza y bravura.

También soy un creador animal para que améis más la naturaleza, no para someterla, sino para que os sometáis a ella como yo hago con vosotros, mis queridos centauros. No degradéis vuestra dignidad suprema de centauros, no os neguéis a crecer.

Como las mariposas así se engendran los unicornios. Primero como larvas que pueden ser abortadas al menor soplo de viento, luego como lindos centauros (‘gusanos de seda’),  luego como capullos humanos y después como hermosos unicornios.

Arrojad al abrevadero vuestros vómitos y esputos contra las amazonas, dejadlas en paz. Mis coces y airados relinchos irán contra vuestro vientre, os volveré estériles y dementes por vuestra cerrazón machista y patriarcal. ¡Por los frutos del Espíritu de Pegaso!, ¿cómo osáis? Sin ellas ninguno de tantos machitos estaría sobre la faz de la tierra. Ellas os engendraron, no yo. La sabiduría eterna del Cuerno Único hizo a las mujeres partícipes de la creación, por expreso deseo de ellas. Por tanta misericordia como poseen, ellas supieron que la envidia se iría diluyendo tras cada nuevo parto. Tras cada nueva generación, la maldad se iría transustanciando hacia el bien. Así como el Cuerno Único hecho polvo se transformó en las Alas de Pegaso. Dejaos de hostias consagradas, no hay muerte que yo bendiga, miserables capullos de unicornio.

Por los frutos del espíritu los conoceréis. Por los frutos del Espíritu de Pegaso: feminismo, ecologismo y marxismo. O en otras palabras, compromiso con el cuidado de la vida, de la naturaleza y de la rebeldía.

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