El parado que no llega a fin de
mes es de casta. El prejubilado que se lleva una pensión vitalicia es de la
casta. La maltratada que no pierde la cordura es de casta. La imputada que no
pierde su inviolabilidad es de la casta. El infante que no tiene para comer es
de casta. La infanta que vive sin estrechez es de la casta. El inmigrante que
salta con sus huesos la valla es de casta. El inmigrante que salta con sus
millones la frontera es de la casta. El político que no vive de la política es
de casta. El político que… es de la casta.
Es cierto, hay quienes no mueren
en el camino, no son de casta, resisten medio resignados medio alienados… Son
también de la casta…, de otra casta, de la casta de los intocables.
La casta de privilegiados se
ofusca, se enfadan contra quienes ponen negro sobre blanco. Buena señal, si no
se enfadaran sería mal asunto. Vamos por buen camino. Directos al martirio o al
delirio. Delirio por la democracia, por la igualdad, por la verdad, por la
libertad, por el progreso…
A una democracia verdadera “no se
le puede permitir simplemente servir a los intereses del rico y del poderoso,
justificando sus guerras, su violencia y sus bombas, mientras que suplica a los
pobres y a los desvalidos que practiquen la paciencia, la mansedumbre, el
martirio y solucionen sus problemas, en cualquier caso, de manera no violenta”.
¿Quién habla así?, ¿un casposo perroflauta? Quien así habla es un
contemplativo, un monje trapense, Thomas Merton [1915-1968].
La hora de los mártires toca a su
fin. Llegó la hora de los delirantes. El paso de la víctima a la resistencia,
de la resignación a la indignación. De San Manuel, Bueno, Mártir a la
revolución comunista.
Hay quienes temen el resurgir de
la lucha obrera. Olvidan que más rancias y caducas son sus creencias
religiosas, que aceptan sin cuestionamiento. Igual que sus reminiscencias
genéticas y biológicas de fases evolutivas tempranas. Han interiorizado el
miedo al comunismo y no lo ven. Les han abierto la puerta de la jaula y no
quieren salir, olvidaron lo que es volar.
El parado que no llega a fin de
mes es de casta. El prejubilado que se lleva una pensión vitalicia es de la
casta. La maltratada que no pierde la cordura es de casta. La imputada que no
pierde su inviolabilidad es de la casta. El infante que no tiene para comer es
de casta. La infanta que vive sin estrechez es de la casta. El inmigrante que
salta con sus huesos la valla es de casta. El inmigrante que salta con sus
millones la frontera es de la casta. El político que no vive de la política es
de casta. El político que… es de la casta.
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