Hay dos lugares históricos en Grecia y Roma, el Monte Taigeto y la Roca Tarpeya, desde los cuales se arrojaba a ciertas personas. En el primero se sacrificaba a los niños deformes (lo veíamos en la película "300") y en el otro a los traidores (la primera fue una mujer que es quien le da nombre a la susodicha roca). Su función sigue hoy plenamente vigente.
La economía Taigeta es la economía neoliberal desde cuyas alturas bursátiles se despeña a las economías más débiles, con déficits públicos deformes y ausencia de genética empresarial para la disciplina presupuestaria.
En cambio, la economía Tarpeya es el pensamiento económico que bajo la ilusión de un capitalismo verde o reformado deja entrar a las hordas neoliberales en sus propuestas y razonamientos a priori alternativos.
Paradojas de la vida, ahora los nuevos taigetistas de la troika han decretado arrojar a Grecia hacia el precipicio de salirse del euro. Y las feministas desacreditan a los nuevos tarpeyanos socialdemócratas que reclaman eurobonos y políticas de crecimiento, ¡además de los recortes!
Pero si alguien combina a la perfección ambas vocaciones taigetana y tarpeyana ésa es la Iglesia Católica. Mano a mano, a brazo partido, no cesa de agarrar por los calzones a todo el que se le opone y pone por delante. En una piedra sacrifica a los rebeldes, a los que piensan de forma diferente a la suya. En la otra piedra no cesa de traicionar a quien dice seguir por poco más de treinta monedas de plata: ora exenciones fiscales otrora indulgencias penales.
Puñetazo a la mujer, puñetazo a la madre. Puñetazo al labriego, puñetazo al obrero. Deshacerle la puñeta al propietario, deshacerle la puñeta al banquero. Puñetazo al parado, puñetazo al desahuciado. Deshacerle la puñeta al empresario, deshacerle la puñeta al especulador. Puñetazo al ciudadano, puñetazo al votante. Deshacerle la puñeta al cacique, deshacerle la puñeta al corrupto. Puñetazo al creyente, puñetazo al penitente. Deshacerle la puñeta al censor, deshacerle la puñeta al inquisidor. Taigeto y Tarpeya.
La nueva mitología de dioses científicos eleva su canto de sirena y lo plasma en constituciones y declaraciones universales. Mientras, por debajo de la mesa, se reparte el bacalao. Los perros falderos reclaman a sus amos las migajas. Sus ladridos patriotas ahogan el aullido remoto de los ovarios apátridas. Sus ladridos liberales ahogan el aullido ignoto del bien común. Sus ladridos facinerosos ahogan el aullido del escroto pateado.
Los economistas taigetos dicen "que aquí no hay que devolver nada". Y los tarpeyanos hablan de RSC. Los taigetos se reconocen por su ideología neocomunista-liberal. Liberales para la apropiación privada de los beneficios y comunistas para la socialización de las pérdidas. Mientras, los tarpeyanos cuadran el círculo de la impudicia capitalista, adornándola con lindos oropeles econométricos y ligeros epitetos éticos que la vuelven sexy y apasionante.
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