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viernes, 6 de marzo de 2009

Me surge una teoría

Me surge una teoría, que posiblemente no sea nueva. Pero me pongo a unir los siguientes elementos (que ahora comentaré) y me asalta una idea terrible para explicarlo todo en su conjunto.

Los cuentos hablan siempre del amor idílico entre alguien rico y alguien pobre, entre una princesa y un mendigo, entre una bella y una bestia, entre un príncipe y una cenicienta, entre un orgullo y un prejuicio… En estos cuentos siempre el pobre acaba conformándose al estilo de vida del rico, excepto, quizá, en el caso de Shrek y Fiona (y no sin montar una tremenda pelotera, un tremendo melodrama por esta cuestión). En la vida real lo más parecido al caso del monstruo de la ciénaga es la monstrua de Charlize…

Quien procede de un país pobre debe justificar su integración con una hembra rica asegurando que entre los pobres él vivía como un rico, con asistenta y todo en casa.

Quienes tienen poco no es raro verles juntos, visitándose con frecuencia. La cosa cambia cuando hay diferencias de clase. La parte rica es más difícilmente accesible, debiendo incluso pedir cita con antelación.

Da igual que no quieras su dinero, da igual que sólo demandes amor, siempre entenderán que deben proteger sus posesiones. A algunos les entrará la mala conciencia y su generosidad llegará a ser mediocre e insultante. Así, con esos gestos hipócritas consuelan su alma atormentada por tanta opulencia que dios les ha dado.

Da igual que pidas amor con poesía, da igual que lo digas en privado a cada uno, da igual que lo digas en público a todos juntos, da igual que lo pidas en silencio, da igual que lo pidas gritando, da igual que lo digas haciéndote presente de forma singular, da igual que lo digas haciéndote ausente de forma singular. Da igual que rías, que llores, que te cabrees… Su amor sólo es accesible para los de su clase, porque con ello va todo lo demás: la cama, la casa, la cuenta corriente, el coche, la herencia, los viajes, las vacaciones, los favores, los privilegios. No pueden intimar con cualquiera. Su vida holgada es para ellos, y si se unen a alguien es para ganar, no para perder. La fusión debe sumar, no restar.

Da igual que les des tu amor, lo entenderán como una deuda a saldar, que sale más barata pagarla cuanto antes que invertir su corazón a fondo perdido en un pobre potencialmente hiperproductivo. Más vale pájaro en mano que ciento volando. Cuanto más ricos más aversos al riesgo, eso lo sabe cualquier inversor de bolsa o analista financiero.

Así, he visto quejarse a un cura rico de seminaristas pobres que sólo fueron al seminario para poder estudiar y luego se marcharon. He visto quejarse a antichavistas estudiando en España del dinero derrochado en las misiones de alfabetización en Venezuela porque “los pobres no quieren aprender a leer” (y digo yo, aunque fuera cierto, ¿no significa eso que hay que invertir más aún en proyectos educativos, más y mejor?) He visto quejarse a aragoneses y catalanes de la injusticia y malestar ocasionados en su dura vida por la existencia de autopistas sin peaje en Andalucía y Extremadura, asegurando que no debería haberlas, sobre todo siendo regiones con tan pocos habitantes.

Da igual que les des tu amor, porque aunque no lo consideren una deuda, aunque pongan en marcha su maquinaria de turbia generosidad, siempre sabrán que tu amor vale menos, que merece menos crédito, que puede ser fácilmente deslegitimado. Será como echarles perlas a los cerdos, sólo que estos cerdos no irán jamás al matadero, ¡estos cerdos son los amos de la granja!

Así que la “teoría de la ausencia de amor” afirmará cosas como las siguientes: Siempre habrá pobres. Un rico y un pobre sólo comerán perdices en los cuentos. El amor no existe. La riqueza material que posees es la medida del valor de tu amistad. Para un rico la máxima expresión de amor son las buenas maneras y el protocolo, por eso hay tantos que se dedican a rezar o al glamour de las modas y las pasarelas. La máxima expresión de amor para un pobre es creerse que goza en su calvario, creerse que dios le ama… En fin, espero equivocarme…, y refutarla punto por punto... Aunque pensándolo mejor, espero que se quede sólo en un mal día.

2 comentarios:

Maya dijo...

No estoy de acuerdo. Aunque ahora los ricos lo sean más abriéndose una brecha aún más abismal entre éstos y los pobres.. tampoco es cuestión de estigmatizar al rico como malo y al pobre como bueno. No son tus posesiones ni tu posición social, ahí tienes el ejemplo de las castas en La India. Busca la razón en las personas, en sus prejuicios, en su artificialidad, insolidaridad, en su clasismo/elitismo o en su egoísmo.
Yo sigo pensando que un bisturí puede ser un arma peligrosa, si en lugar de un médico lo lleva un loco.

Blas Femen dijo...

Maya, explica un poco más a qué te refieres con lo de las castas de la India.

Y una pregunta, con ironía, ¿y si el bisturí lo lleva un médico loco?