‘Fanáticos Anónimos’ pretende ser un movimiento global de ayuda contra
las religiones, sus creencias, rituales y manipulaciones. Se trata de un proceso
de acompañamiento para redescubrir nuestro ateo interior, sepultado por
milenios de cultura y dogmática religiosa. Su objetivo es la recuperación y la
sobriedad atea y consciente de los fanáticos y creyentes que piden ayuda.
F.A.
es una institución hermana inspirada en otras relacionadas con la adicción a
las drogas (fuertes y débiles), especialmente en ‘Alcohólicos Anónimos’. No en
vano la espirituosidad religiosa embriaga y emborracha incluso a las mentes más
preclaras. Es lógico, la inteligencia no es inmune a los efectos opiáceos,
psicotrópicos, narcotizantes y alucinógenos de las creencias en dioses.
El
fanatismo religioso es una experiencia compleja, difícil de entender. Sin
embargo nadie es demasiado inteligente como para no tener problemas con la
religión. Esto es así porque el fanatismo es una enfermedad y la religión es
una droga muy adictiva que nos administran desde antes de nacer. No importa
cuánto tiempo lleves rezando o lo que hayas rezado, ni a cuántas misas hayas
ido o a qué sacerdotes hayas escuchado. Lo que cuenta es cómo te afecta la
religión, cómo te abduce, cómo te hipnotiza, cómo te intoxica, cómo te fanatiza.
El
único objetivo de F.A. es el deseo de dejar la religión, desnudarse de la
cultura religiosa que impregna cada poro de nuestra piel y vivir un ateísmo
sobrio, no embriagado de los vapores alcoholizantes de la religión. Así, F.A.
ayuda a cualquier fanático o creyente que demuestre interés por permanecer
ateamente sobrio.
¿Cómo
puedo saber si tengo problemas con mi manera de rezar, con mi manera de creer? ¿Cómo
puedo saber si la religión (mis creencias, mi iglesia, mis ritos) se está
convirtiendo en un problema? Te presentamos a continuación un sencillo decálogo.
Si respondes afirmativamente a cualquiera de las siguientes preguntas, quizá sea
la ocasión de revisar tu calvario con la religión.
1.) ¿Te tragas las misas de golpe, a diario y sin meditar?
2.) ¿Has perdido alguna vez tu tiempo rezando?
3.) ¿Te has sentido incómodo si alguien ha criticado la
religión o a dios?
4.) ¿Has intentado abandonar la Iglesia o ir menos a misa
y no has podido?
5.) ¿Te has metido en problemas por hablar de religión o
defender tu iglesia?
6.) ¿Lees los libros sagrados al pie de la letra?
7.) ¿Te vuelves moralista, homófobo y misógino cuando
predicas, aunque no sea esa tu intención?
8.) ¿Crees realmente que dios existe y que hay que
obedecer a sus representantes en la Tierra?
9.) ¿Te crees superior o más en posesión de la verdad que
los creyentes de otras religiones y aún más que los no creyentes?
10.)
¿Te parece
conforme a la voluntad divina rezar mucho? ¿Y poder torturar hasta la muerte a
los herejes, blasfemos y brujas?
Detectado
el problema, he aquí nuestra propuesta para recuperar el equilibrio moral, la
salud psíquica y la capacidad de autorrealización mediante una espiritualidad
sin dios. Un camino ascendente de ocho hitos fundamentales para la recuperación
personal y alcanzar comunitariamente la cima de la sobriedad atea. Los 8
Hitos de la Aceptación:
- Aceptar nuestra
indefensión ante la religión: nuestra vida se había vuelto moralmente imperdonable
según las creencias asumidas.
- Aceptar
racionalmente que podemos volver a ser libres y sobrios de toda creencia
religiosa.
- Aceptar poner nuestra
mente y nuestro corazón a la mirada de la ciencia, aceptando humildemente
que no lo sabemos todo.
- Aceptar la intoxicación
intolerable de nuestros credos y fallas morales.
- Aceptar humildemente
el deseo ardiente de liberación de nuestros credos.
- Aceptar y enmendar
el dolor causado a todas las personas a las que ofendimos.
- Aceptar nuestro
error cuando volvemos a recaer.
- Aceptarnos a través
del silencio meditativo, cuidando nuestra autorrealización personal y
comunitaria, para conocernos mejor y fortalecernos interiormente.
Así,
habiendo despertado a una espiritualidad sin dios gracias a estos pasos,
tratamos de llevar el mensaje a los creyentes y fanáticos, tratamos de asumir y
practicar estos principios como un estilo de vida. Estilo que puede ser
adquirido gradual y grupalmente mediante la adopción de las siguientes cinco buenas
prácticas o hábitos saludables para ejercitarnos en una espiritualidad sin dios
y vivir con plenitud y en sobriedad atea: comunión, responsabilidad, felicidad,
independencia y compromiso.
Hábito
1: Comunión. Actuar prioritariamente en favor del bien común.
Hábito
2: Responsabilidad. Actuar conscientes de ser dueños de nuestros actos y
pensamientos.
Hábito
3: Felicidad. Actuar transparentando nuestro deseo de dejar la religión.
Hábito
4: Independencia. Actuar con independencia y suficiencia económica.
Hábito
5: Compromiso. Actuar organizadamente en la recuperación de los fanáticos y
creyentes atrapados en el sufrimiento.
Con
esta declaración de principios reconocemos que el ateísmo consciente es el
estado entrópico natural hacia el que tiende la humanidad, liberada de la maquinaria
ideológica patriarcal de las religiones y las creencias en dios. No juzgamos a
nadie por sus creencias, sólo ofrecemos nuestra ayuda a quienes han despertado
de su pesadilla y solicitan apoyo. No buscamos hacer prosélitos ni campañas
para ‘salir del armario’. A quien quiera ver le ayudaremos a abrir los ojos
poco a poco, sin censura, con alegría y buen humor. A quien quiera pensar por
sí mismo le ayudaremos a desvelar su cabeza, sin violencia, con paz y una buena
dosis de lectura en excelente compañía.
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