No es necesario ningún dios para la comprensión del mundo y la naturaleza del ser humano. El materialismo es el principio que rige la vida y la muerte, incluyendo los fenómenos “espirituales”, cuyo fundamento material han mostrado diferentes disciplinas científicas.
Más aún, diversos estudios muestran que existe una relación directa entre ciencia y ateísmo. El ateísmo como la versión más acabada del humanismo científico. Conviene recordar que en la base de muchas doctrinas religiosas encontramos principios humanistas.
Es hora de dar la batalla contra la magia y la superstición de lo divino. Es hora de dar la batalla sin más armas que la negación de dios. Es hora de dar la eucaristía sin más ostias que el puño cerrado en alto. Es hora de dar la lección sin más doctrina que la libertad de pensamiento.
Dar la comida sin más economía que la abolición del mercado. Dar la jornada sin más sudor que la tribulación del empresario. Dar la hora sin más reloj que la respiración del planeta. Dar la razón sin más desmayo que la compasión hacia la ignorancia. Dar la voz sin más ruido que el silencio frente a la injusticia. Dar la utopía sin más esperanza que la imaginación de un niño. Dar la bofetada sin más violencia que el reflejo del muñón.
Dar la creencia sin más fe que el sentido común. Dar la costilla sin más sangre que la del macho cabrío. Dar la manzana sin más pecado que la hombría marchita. Dar la virginidad sin más divinidad que el sagrado deseo de la mujer. Dar la confianza sin más fe que calzar los zapatos del amigo.
Dar la inteligencia sin más anhelo que honrar la estupidez humana. Dar la religión sin más dioses que los miedos del prójimo. Dar la luz sin más brillo que la ceguera voluntaria. Dar la verdad sin más estribillo que la parábola incomprendida. Dar la lámpara sin más celemín que la tozudez celebrada. Dar la liberación sin más esclavitud que la ternura negada, la paciencia renegada y la voluntad abnegada.
Dar la limosna sin más interés que la caridad del euribor celestial. Dar la excomunión sin más herejía que pensar diferente para amar más humanamente. Dar la condena sin más blasfemia que la profecía antivaticana.
Dar la traición sin más iscariote que decirse creyente. Dar la puntada sin más hilo que la piel a tiras del prójimo. Dar la teología sin más razón que la tradición de dominio y opresión. Dar la pederastia sin más clero que el macho mentalmente castrado. Dar la faloplastia sin más santidad que la demonización de la mujer.
Dar la lluvia sin más lágrimas que la sangre del patriarca. Dar la tormenta sin más relámpagos que la furia del oligarca. Dar la cruz sin más resurrección que la muerte de los jerarcas. Dar la tempestad sin más mesías que la dignidad humana. Dar la hecatombe sin más paruxía que la vuelta a una conciencia atea.
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