HILANDO EL MACHISMO COTIDIANO
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“Salid de vuestra madriguera”. Con la que ha caído alrededor del caso Ahuja, todavía faltaba la puntilla final, el truco final, ¿cuál? ¿que el conejo saliera de la chistera?, no, ese truco ya es muy viejo, sino que saltara directo a la cazuela. El triple salto mortal del cinismo patriarcal en prime time. La burla definitiva. Y es que lo de la broma machista es solo la punta del iceberg de este circo. Así ocurrió el pasado domingo 9 de octubre en el programa de Nuria Roca. Con una mano condeno los insultos machistas a las chicas y con la otra voto a favor de regular la prostitución.
Con semejante mágica presión, entre unos y otros, qué mujer no va a desear ser prostituta, ¡qué insensatez!, ella sola lo elige. No tiene otra opción, pero eso no importa, lo que importa es que es su opción, libre y consentida (¿?). De aquellos polvos, estos lodos.
Y aunque ambos temas se presenten casi juntos en la escaleta del programa, la idea es que nadie sume dos más dos. Son temas que deben sonar a la audiencia diametralmente distintos, sin conexión. Se pasa de una noticia a otra sin hilo argumental o, mejor dicho, sin el hilo argumental que importa. ¿A que no sabes cuál es? Minipunto para Nuria Roca.
Pero seguramente de este atropello a los derechos humanos y de esta presión mediática a favor de la prostitución no veremos sanciones ejemplares ni comunicados de los responsables de la cadena televisiva ni dimisiones ni protestas… Es que solo era un “debate”.
Y es que la diferencia entre los jóvenes universitarios aspirantes a sostener el sistema patriarcal y los profesionales de los medios que ya lo sostienen es que estos últimos ya estudiaron y aprendieron las técnicas y la retórica del neolenguaje prostitucional. Y además les sale de forma natural, no tienen que esforzarse mucho. El truco de magia se lo saben a la perfección. Por eso mantuvieron siempre a lo largo del supuesto “debate” que les interesaba la opinión de las expertas, porque allí curiosamente no sabían nada sobre el tema, aunque pontificaran a cada rato sobre la “libertad”.
Y es que la “libertad para prostituirse” habría que tratarla como la “libertad para suicidarse”, como un salto a la muerte social que en ocasiones deviene incluso en suicidio real por presiones y condicionamientos externos y ajenos a la propia voluntad. Por eso hay que hablarlo para rebajar la tensión del momento y encontrar vías de solución. Por eso hay que prevenir antes. Sí, aquello de la educación sexual y de los derechos humanos de las mujeres... Stop, mi hada, estrella invitada…, bruja con tacón de aguja, canta Tino Casal.
No deja de sorprender la enorme incultura e ignorancia que tratan de sembrar los grandes medios en la opinión pública. Como pastores conduciendo a su rebaño hacia el redil. Pero pasemos ya a ver el espectáculo de magia. Que nadie se quede sin disfrutar de tan magnífica puesta en escena en la cadena de Ferreras. Verán cómo el conejo sale de la chistera y solito salta a la cazuela.
¿Ven la chistera? Nada por aquí, nada por allá. Vamos a ponernos serios, esto es un debate. No hay chistes aquí. La chistera está vacía. Aquí uno ya empieza a sospechar, pero qué clase de chistera no contiene chistes, es como una pecera sin peces. Bueno, sigamos adelante, con suerte nos echamos unas risas si hipnotizan a “alguien” para que haga de conejo. Y aquí comienza el carrusel. Es un no parar. Pablo, arranca la moto. ¿Preparados? No pierdas la pista de la bolita porque en cuanto te descuides ya no sabes bajo qué castaña estás. Sigue la bolita, bonita…
El “debate” sigue la siguiente secuencia argumental en diez pasos, no te pierdas ni uno si no quieres caer en la peligrosa tentación de pensar por ti mismo, quien avisa no es traidor.
Uno. Yo elijo ser puta. Es un trabajo como otro cualquiera, incluso mejor, dice Piikara, una prostituta privilegiada que quiere cotizar. Además lo repiten como cebo del programa anterior en el que ya se habló con ella sobre el mismo tema.
Dos. ¿Quién está en contra de regular la prostitución, Amelia Tiganus? Toma zasca. Que sea una mentira es lo de menos. Si te informas sabrás que hay multitud de "actrices" que han dejado la industria del porno (prostitución online). Para decantar un poco más las posturas hacia un mismo lado presentan a Amelia como víctima de trata, para sutilmente restarle así credibilidad a su posición abolicionista. Sin mencionar lo importante de su currículum, ¿a que no sabes lo que es? Navegando en la web seguro que llegas tu solito a encontrar la respuesta, si no naufragas antes bajo la tormenta del discurso regulacionista.
Tres. ¿Tú has estado en algún prostíbulo, conoces a alguna prostituta? Otro zasca y otro insulto a la inteligencia: no hace falta conocer a ningún esclavo para estar en contra de la esclavitud, del tipo que sea, incluida la sexual. Y todo esto como cebo antes de iniciar el supuesto “debate”. La goleada está siendo inmensa, antológica. Confiamos en la remontada de Amelia.
Cuatro. Abolir la prostitución es una utopía. Toma ya, así, de entrada, una cornada sin previo aviso. La encerrona a Amelia está servida. Ella no se arredra y se explica con rigor y sin rubor. Brava. En su equipo solo hay dos periodistas de perfil bajo, trabajando como zagueras.
Cinco. La trata y la prostitución son diferentes. Toma triplazo. Así ya el “debate” se ha terminado. Una habla de “prostitución buena” y la otra de “prostitución mala”.
Seis. Oye, que el sistema prostitucional se nutre de la trata, que el foco no hay que ponerlo solo en las mujeres en prostitución, también en el proxeneta, en el putero… Sí, sí, pero eso es otro debate. El árbitro pita falta a la jugadora, además como ha sido dentro del área es penalti y expulsión.
Siete. Es el momento de lanzar el penalti. Salta al terreno de juego una abogada española que vive en Nueva Zelanda. Chuta: La ley de regulación de la prostitución en Nueva Zelanda ha sido estupenda, un éxito. Y además se ha abolido la trata (“de blancas”, cita textual, racista y aberrante proviniendo de una experta en derecho, pero eso da igual). Golazo por la escuadra. Amelia levanta la mano para denunciar que no están jugando en igualdad de condiciones, que inviten también a alguien que opine sobre la ley de abolición de la prostitución de Suecia.
Ocho. La árbitro del partido prosigue la contienda, no sin antes mostrarle tarjeta amarilla a Amelia. No se puede imponer la propia visión, pero qué es esto. El VAR (dícese del tertuliano de turno que Va diciendo Arbitrariedades Retrógradas) no deja dudas: Pedir un debate en igualdad de condiciones es insinuar que solo vale tu punto de vista.
Nueve. La abogada avanza por el lateral: gracias a que se ha legalizado la prostitución ahora los policías protegen a las putas. Chuta y golazo desde el medio del campo. Oye, oye, que el abolicionismo no persigue a las mujeres en prostitución. Eso ya ni se oye, los gritos de júbilo en el graderío ensordecen cualquier atisbo de mesura y de lógica en el razonamiento. Las pasiones se desatan y hasta la árbitro del partido mete baza jugando a favor del equipo regulacionista.
Diez. La estocada final. Canasta sobre la bocina. Gancho contra el mentón. Golazo de la presentadora: Los hombres también se prostituyen. (¿¡Ein!?).
El truco se cierra con dos candados, para que nadie sospeche que hay engaño y aumentar así la excitación por la sorpresa final. Un candado es el faldón en la pantalla que de forma recurrente anuncia la manifestación de cientos de prostitutas contra la ley abolicionista frente al Congreso. Y el segundo candado lo pone la prostituta que ejerce libre y voluntariamente (y que al parecer habla en nombre de muchas otras que trabajan en la calle, aunque en alguna de sus explicaciones necesite del mansplaining de su contertulio de debate): “El abolicionismo ya tiene altavoces suficientes”.
Entonces para qué el “debate”. Ah, vale, que en realidad esto era una capea donde nos van a follar a todas.
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