La desmesura y la caradura de la
banca llega a límites insospechados. Veamos el caso del BBVA. En 2012 obtuvo
unos beneficios de 1.676 millones de euros y, sin embargo, la declaración de impuestos le salió negativa, a
devolver, concretamente recibió 781 millones de euros de las arcas públicas.
Por el contrario, a través de su
Fundación, se atreven a chulear a los investigadores con una precaria convocatoria para investigadores,
innovadores y creadores cuya aportación máxima total (incluyendo IVA y
descontando después los impuestos correspondientes) asciende a 4,5 millones. Es
decir, ni un 0,6% de lo que les devolvió Hacienda en 2012. Sin mencionar el
hecho de que el triste ciudadano tributa dos veces por su mismo dinero. Y lo más
gracioso es que incluyen la cláusula siguiente: “La adecuada justificación de
la cantidad solicitada será un elemento significativo en el proceso de evaluación”.
Parece que se les ha olvidado aquella cita bíblica que denuncia a los fariseos
por exigir a otros lo que ellos no cumplían ni de refilón (Mt 23: 4).
Fariseísmo financiero: Cumple tú lo que yo no cumplo. Paga tú lo que yo
no pago. Justifica tú lo que yo no justifico.
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