Hoy se han reído ante mis narices de la desgracia y necesidad de las mujeres maltratadas. Para más información una funcionaria de hacienda. Le pareció jactancioso que le sugiriese que quitasen la obligación de conocer el NIF y otros datos personales del cónyuge al hacer la declaración individual de la renta cuando la separación no es legal ni hay denuncia por malos tratos. Vergonzoso, ver para creer. La legalísima burocracia obliga a la mujer maltratada que tiene que hacer la declaración de la renta a averiguar o entrevistarse con el cabrón de su desdicha para pedirle sus datos personales, eso en el mejor de los casos, en el peor hay que dar mil vueltas para encontrar la solución fantasma. Tantas ayudas, tantas leyes de protección a las víctimas de la violencia machista, para nada. El efecto perverso de la burocracia-basura, la teórica protección legal se convierte en la práctica en una desprotección letal. Y aquí todos contentos, me putea el marido, me putea la justicia, me putea hacienda…, arrastrada porque lo dice la ley, lo dice la costumbre y lo dice la religión…
Servicio al ciudadano, mejor sería decir “ciudadano a su servicio”.
Aquí la regla es “ojos que no ven…”
El credo de los satisfechos: Como yo vivo bien y pago lo que gasto, no tengo queja… Oiga que yo estoy tirado en la calle… Jódase, amigo, haber gestionado mejor su vida, haber estudiado, haber trabajado, habérsela mamado a alguien… Oiga, que yo no elegí… Váyase con viento fresco, yo vivo en paz conmigo mismo… Oiga…
Ese es el problema, que nadie oye, nadie escucha, cada uno en su pequeño mundo de miseria. Oiga, no desespere, hablando se entiende la gente, vivimos en democracia… ¿Hay una mentira mayor? El recurso a la coacción y a la violencia es cotidiano, cotidiano y ejercido por los poderes públicos cada instante de su respiración. Violencia legal, llámese policía, ejército o cámaras de vigilancia. Amén.
Da igual lo que te pase, si te maltratan, todos contentos: el marido o compañero sentimental se desahoga, el político gana votos, el militar pide más armas, el banco consigue más dinero, la burocracia consigue más súbditos a los que esclavizar con papeleos absurdos, las ONGs ganan más subvenciones, las religiones ganan más fieles, los beatos tranquilizan contigo sus conciencias, las televisiones aumentan la audiencia, los abogados consiguen más clientes, los artistas del celuloide hacen más películas. Tu desgracia es la comida de los buitres carroñeros. ¿Quién puede estar interesado en ayudarte de verdad?
Cuando el supremo bien es conseguir cuanta mayor tajada mejor, ¿a quién le importa conocer a la persona? ¿Cuántos litros de sangre ajena vale cada euro que ganas, amigo? ¿Cuántas horas de indiferencia al prójimo vale cada electrodoméstico que tienes? ¿Con cada litro de gasolina que consumes cuántos años de condena le estás imponiendo a tu hijo? ¿Cuántos inmigrantes en patera vale cada día de tus vacaciones en la playa? ¿Cuántos analfabetos vale cada uno de tus títulos y másteres? ¿Cuántas lágrimas deben verter los demás para pagar tu aire acondicionado y tus metros cuadrados de vivienda? ¿Cuántos años debo caminar para pagar tus billetes de avión, amigo mío? ¿Cuántas estrecheces debo pasar para consolidar tu puesto en el poder, amigo mío? ¿Cuánto debo aguantarte para satisfacer tus ansias de liderazgo? ¿Cuánta comida y salud debo quitarle a estos de aquí al lado para que tú satisfagas tu deseo de derroche? ¿Cuántos padrenuestros debo rezar para que tú retoces de lujuria en tu divino altar? ¿Cuántas horas de silencio debo guardar para que tú hables? ¿Cuántas horas de mi tiempo vas a robarme para limpiar tu mierda? ¿Cuántas veces vas a asesinarme para lograr tu propósito? ¿Cuántos lacayos necesitas exprimir para construir tu reino? ¿Cuántos esclavos necesitas para elevar tu torre? ¿Cuántos parias necesitas para adorar tu miembro erecto?
Servicio al ciudadano, mejor sería decir “ciudadano a su servicio”.
Aquí la regla es “ojos que no ven…”
El credo de los satisfechos: Como yo vivo bien y pago lo que gasto, no tengo queja… Oiga que yo estoy tirado en la calle… Jódase, amigo, haber gestionado mejor su vida, haber estudiado, haber trabajado, habérsela mamado a alguien… Oiga, que yo no elegí… Váyase con viento fresco, yo vivo en paz conmigo mismo… Oiga…
Ese es el problema, que nadie oye, nadie escucha, cada uno en su pequeño mundo de miseria. Oiga, no desespere, hablando se entiende la gente, vivimos en democracia… ¿Hay una mentira mayor? El recurso a la coacción y a la violencia es cotidiano, cotidiano y ejercido por los poderes públicos cada instante de su respiración. Violencia legal, llámese policía, ejército o cámaras de vigilancia. Amén.
Da igual lo que te pase, si te maltratan, todos contentos: el marido o compañero sentimental se desahoga, el político gana votos, el militar pide más armas, el banco consigue más dinero, la burocracia consigue más súbditos a los que esclavizar con papeleos absurdos, las ONGs ganan más subvenciones, las religiones ganan más fieles, los beatos tranquilizan contigo sus conciencias, las televisiones aumentan la audiencia, los abogados consiguen más clientes, los artistas del celuloide hacen más películas. Tu desgracia es la comida de los buitres carroñeros. ¿Quién puede estar interesado en ayudarte de verdad?
Cuando el supremo bien es conseguir cuanta mayor tajada mejor, ¿a quién le importa conocer a la persona? ¿Cuántos litros de sangre ajena vale cada euro que ganas, amigo? ¿Cuántas horas de indiferencia al prójimo vale cada electrodoméstico que tienes? ¿Con cada litro de gasolina que consumes cuántos años de condena le estás imponiendo a tu hijo? ¿Cuántos inmigrantes en patera vale cada día de tus vacaciones en la playa? ¿Cuántos analfabetos vale cada uno de tus títulos y másteres? ¿Cuántas lágrimas deben verter los demás para pagar tu aire acondicionado y tus metros cuadrados de vivienda? ¿Cuántos años debo caminar para pagar tus billetes de avión, amigo mío? ¿Cuántas estrecheces debo pasar para consolidar tu puesto en el poder, amigo mío? ¿Cuánto debo aguantarte para satisfacer tus ansias de liderazgo? ¿Cuánta comida y salud debo quitarle a estos de aquí al lado para que tú satisfagas tu deseo de derroche? ¿Cuántos padrenuestros debo rezar para que tú retoces de lujuria en tu divino altar? ¿Cuántas horas de silencio debo guardar para que tú hables? ¿Cuántas horas de mi tiempo vas a robarme para limpiar tu mierda? ¿Cuántas veces vas a asesinarme para lograr tu propósito? ¿Cuántos lacayos necesitas exprimir para construir tu reino? ¿Cuántos esclavos necesitas para elevar tu torre? ¿Cuántos parias necesitas para adorar tu miembro erecto?
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